Pato Patoso estaba dispuesto a demostrar a todos que no era tan torpe como parecía. Tropezaba alguna que otra vez, sí, pero ¿quién no lo ha hecho alguna vez? Pero cuanto más se esforzaba por no parecer que no era un torpe, más veces metía la pata.
Harto ya de que todos se rieran de él, Pato Patoso abandonó el estanque, con la idea de ir a donde no le conociera nadie, para que nadie se riera de él.
Pato Patoso pasó mucho miedo. Tuvo que esconderse de los depredadores, para que no le comieran. Y de los cazadores, para que no le disparan.
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