El caso es que el ladrón de libros viejos había acumulado una gran cantidad de material. Llevaba años actuando sin que nadie hiciera nada. La policía ni siquiera sabía quién era.
Pero el ladrón de libros viejos quería más. Y como nadie le había parado nunca los pies pensó que lo que hacía tampoco era tan malo.
Así que decidió lanzarse a por algo más jugoso.
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