Guillermo y su hermana Laura estaban jugando en el parque. Hacía mucho frío, pero a ellos no les importaba. Estaban pasándolo muy bien con sus peonzas, haciendo trucos y probando cosas nuevas.
En ello estaban cuando, de repente, empezó a nevar. Los niños estaban encantados con la nieve. Pero su madre llegó corriendo y les dijo:
-Vamos, chicos, nos refugiaremos en casa de mi amiga Mariana, que vive aquí cerca.
Los tres se fueron rápidamente a casa de Mariana. Mariana resultó ser, para sorpresa de los niños, una señora muy mayor, con un aspecto muy raro.
-Pasad, no os quedéis ahí -dijo Mariana-. Vamos a la cocina. Os preparé un chocolate bien caliente.
Todos estaban en la cocina cuando, de repente, se empezaron a oír unos sonidos extraños.
-Vienen del sótano -dijo Mariana-. Está embrujado. Estoy esperando que alguna pareja de jóvenes valientes bajen a espantar al espíritu que habita ahí abajo, pero todavía no he tenido.
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