Aunque el latín fuera el idioma principal en los tribunales y la administración pública del Imperio Occidental y del ejército de todo el imperio, no se impuso oficialmente a los pueblos bajo el dominio romano.
Al conquistar nuevos territorios, los romanos conservaron las tradiciones y los idiomas locales e introdujeron gradualmente el latín a través de la administración pública y los documentos oficiales.
Esta política contrasta con la de Alejandro Magno, quien impuso el griego helenístico como idioma oficial de su imperio.
Esto hizo que el griego antiguo se convirtiera en la lengua franca de la mitad oriental del Imperio romano, en todo el Mediterráneo oriental y Asia Menor.
En Occidente, el latín vulgar reemplazó gradualmente a las lenguas celta e itálica, ambas con las mismas raíces indoeuropeas, lo que facilitó su adopción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario