Eugenia, la mamá de Mauricio, le hablaba sobre algunas colecciones de objetos que tenía desde que era niña, entre ellos algunos álbumes de estampas, monedas, tarjetas de teléfono público y objetos diversos como una llave de color dorado que se había encontrado en un baúl de sus abuelos.
A Mauricio le ganó la curiosidad y pidió ver los objetos. Estaba interesado en todos, pero más en la llave misteriosa. Eugenia fue hasta su vestidor y sacó una caja de madera en donde junto con algunos anillos, collares y otros artículos se encontraba la llave. Su mamá le advirtió que esa llave no era útil para abrir ninguna puerta, que solo era un objeto de la suerte. Eugenia se la regaló y le dijo que esperaba que le acompañara siempre.
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