En la historia del transporte público moderno lo primero fue el taxi, existe desde el año 1640.
En esta fecha el francés Nicolas Sauvage, cochero de carruajes, abrió la primera empresa de taxis en la parisina Calle San Martín.
Pese a no contar con un taxímetro (aparato que calcula la tarifa que debe pagar el pasajero), invento que aparecería muchísimos años más tarde gracias al alemán Wilheim Bruhn, se puede considerar que el inventor del Taxi es Nicolas Sauvage.
Ya que el concepto de que un ciudadano cualquiera pudiera montar en un medio de transporte y pagar por un trayecto es el mismo.
Unos pocos años más tarde, el filósofo Blaise Pascal, inventor de la calculadora, tuvo también la idea del transporte público en las grandes ciudades, por lo que en el año 1661, propuso un sistema de carruajes o carrozas que circularían en trayectos.
Determinados de antemano con paradas y recorrido fijo de acuerdo con las necesidades de los parisinos; estos vehículos circularían a horas determinadas y su precio sería asequible. Algo parecido al servicio de transporte en bus público actual.
El rey francés Luis XIV, concedió los permisos en 1662 y el servicio quedó establecido entre el centro de la urbe y sus suburbios.
El primer trayecto unió la Puerta de San Martín y la de Luxemburgo: cuatro vehículos hacían el recorrido en ambos sentidos cada ocho minutos. El trayecto más largo costaba cinco sueldos.
Los trayectos urbanos llamaron la atención, pero duraron poco. Su éxito fue efímero porque los carros eran malos y mal adaptados a unas ruedas muy voluminosas y toscas que hacían sufrir las posaderas del usuario; además, eran vehículos lentos, y disminuyó la clientela. A los quince años quebró la empresa de transporte público y se volvió al taxi.
Nicolas Sauvage, que había comenzado su empresa de taxis con un parque móvil de veinte carruajes llegó a conocer el éxito mientras el transporte público masivo de Blaise Pascal fracasó. Naturalmente, eran coches de caballos o los denominados taxis de sangre.
En 1703, la policía parisina regulaba ya la circulación y atribuía a cada vehículo un número de matrícula que debía colocar en lugar muy visible, a modo de licencia de circulación.
En muchas ciudades, como Madrid, el taxi o coche de plaza o coche de punto existía ya en el siglo XVIII: se trataba de un carruaje tirado por un caballo, y como los taxis actuales era de alquiler. Tenía paradas fijas en plazas o calles céntricas y no iban a la caza del cliente sino que el cliente los buscaba para contratarlo.
Como curiosidad, en Madrid se llamó “simón”, tal vez por el nombre del cochero Simón González, o del constructor de coches francés Simón Garrou, que en 1772 vivía cerca de la Plaza Mayor.
El taxi era un vehículo popular, ya que la gente de dinero y la nobleza tenía sus coches y carrozas, aunque para pasar inadvertidos, ya que los carros de estas familias pudientes tenían el escudo de la casa en la puerta, o el nombre del propietario.
Muchos los alquilaban aun teniendo su propio medio de locomoción, porque el taxi o coche de punto daba privacidad, protegía al usuario en lances y aventuras amorosas; amén de esto, el coche de punto servía para asuntos turbios, uso del que hay constancia literaria.
El taxi fue lugar de encuentro para muchas citas y amores secretos que no encontraban escenario adecuado para su expansión.
Muchos novelistas del XIX, sitúan en un taxi los encuentros galantes inconfesables. Algunos estaban preparados para ciertos esparcimientos necesitados de espacio.
Mientras el cochero daba con su caballejo aburrido por las calles y plazas haciendo tiempo, en el interior del vehículo transcurrían escenas amorosas, primeros contactos de amor y aventuras concertadas. Alguien dijo que fue una casa de citas sobre ruedas.
Parece que el primer taxi automóvil con su taxímetro y todo echó a rodar en 1904. Aquel año Luis Renault lanzó en París sus coches pequeños para taxis, de dos cilindros. Fue entonces cuando surgió también la palabra taxi, abreviado de taxímetro o medidor de tarifa.
Los taxis fueron los primeros coches con calefacción y cristales antideslumbrantes, el suelo era liso y contaba con amortiguadores especiales.
Estuvieron tan solicitados por los particulares que el sueño de muchas familias pudientes era comprarse uno.
Pero no podían, eran modelos exclusivos para el servicio público, un servicio por otra parte muy esmerado, atendido por mecánicos o chóferes uniformados tocados con gorra de plato, enguantados, educados y atentos que abrían las puertas a sus clientes al abordar y abandonar el vehículo.
Más tarde la compañía norteamericana Checker Motors, de Michigan, comenzó a fabricar vehículos especiales bajo la marca “Mogul” para ser empleados como taxis a partir del 1920.
Entre ellos llama la atención uno de sus modelos que podía acomodar en su interior de ocho a doce pasajeros. El vehículo estaba dotado de cuatro, seis u ocho puertas para facilitar su acceso y desocupación.
A partir de aquí, la evolución y expansión del taxi por las ciudades del mundo no ha cesado.
Naturalmente cada vez con vehículos más modernos y cómodos. Y siempre adaptándose a las necesidades de todo tipo de clientes, como por ejemplo los taxis adaptados a minusválidos.
Del mismo modo existe taxis eléctricos, taxis a gas, taxis híbridos, etcétera. Todo con el ánimo de respetar cada vez más el medio ambiente.
Para finalizar, no te pierdas la historia del parquímetro
¿Quieres saber más historia sobre medios de transportes y vehículos?
Desde CurioSfera-Historia.com, esperamos que esta reseña histórica titulada Historia del taxi, te haya sido de utilidad.
Si quieres acceder a más artículos históricos, visita la categoría vehículos y medios de transporte o historia.
Y si te ha gustado, comparte en redes sociales o síguenos en nuestra página de historia en Facebook. También puedes dejarnos un comentario o darnos un “me gusta”. 🙂
No hay comentarios:
Publicar un comentario