Además de graciosas mariposas de colores, el buscador se fijó en que el camino entre los árboles estaba salpicado de pequeñas piedras blancas. Pero al acercarse a un leyó una inscripción que decía:
‘Abdul Tareg, vivió 8 años, 6 meses, 2 semanas y 3 días’.
De pronto su alma se entristeció, al darse cuenta de que se trataba de la lápida de un niño. Entonces se acercó a otra de las piedras y leyó:
‘Yamir Kalib, vivió 5 años, 8 meses y 3 semanas’.
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