Los viajes de Cristóbal Colón en 1492 buscaban alcanzar una ruta a Asia que permitiese evitar el paso por el Mediterráneo oriental, bloqueado entonces por los turcos. Los cálculos de Colón, en exceso optimistas, le llevaron a pensar que la ruta occidental era más corta de lo que es en realidad. Al llegar a América, aproximadamente en el plazo que sus cálculos indicaban que llegaría a las costas de Cipango —el actual Japón—, no reconoció el territorio como lo que era, y creyó por el contrario haber llegado a «las Indias», el nombre genérico para el extremo Oriente asiático.
El «descubrimiento de América» no se reconoció como tal en un primer momento, y no sería sino hasta años más tarde cuando Américo Vespucio descubriría el error. A los oriundos de las tierras descubiertas se les llamó, en virtud de la confusión, «indios».
Aunque el descubrimiento de Vespucio permitió corregir la cartografía, en el uso lingüístico la confusión se perpetuó en el nombre dado a los nativos. En la mayoría de los idiomas europeos, la palabra indio es la misma para los naturales de la India y para los pueblos autóctonos americanos. En algunas, no obstante, existen dos palabras diferentes; por ejemplo, los nativos de la India en alemán se denominan Inder y los pueblos americanos se denominan Indianer. En efecto, en algunos países como por ejemplo Venezuela se emplea el término «indio» para los aborígenes americanos mientras que para el gentilicio de la India se usa el término «hindú», también recogido por el Diccionario con esa acepción.
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