Poseían cierta uniformidad de aspecto, aunque las deformidades eran frecuentes en sus cuerpos en muy diferentes grados, y esto les concedía características físicas individuales que en ocasiones podían rayar en lo grotesco.
Según se dice, no soportaban la luz del sol, que les producía severos mareos. Su sangre era espesa y negra, y la esperanza de vida de los miembros de esta raza era casi totalmente desconocida.
Los orcos son universalmente descritos como criaturas atrapadas en un odio constante hacia todo lo vivo, empezando por sí mismos, y siendo esclavos del miedo profesado hacia sus crueles amos. La violencia era uno de sus impulsos naturales, y la ejercían en todo momento, produciendo ocasionales reyertas y enfrentamientos incluso entre sus propias filas; a pesar de ello, estos atributos les hacían soldados eficaces y sanguinarios, haciéndoles lanzarse a la batalla sin temor para disfrutar con la consecuente carnicería. La inteligencia variaba entre ellos, pero incluso los menos dotados tenían nociones claras sobre su papel y cómo ejecutarlo.
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