sábado, 7 de septiembre de 2019
Amemasu y los tsunamis parte 2
Un día, un pequeño ciervo se acercó al lago con el fin de saciar su sed. En ese momento el gigantesco yokai saltó para comerse al ciervo, engulléndolo en el acto. El pequeño ciervo, dentro de Amemasu, lloró. Lloró de tal forma que sus lágrimas, de una pureza excepcional, perforaron el estómago de la bestia con tal fuerza que se abrió una agujero en las tripas de Amemasu, matándolo a la par que dejaba salir al ciervo.
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