sábado, 16 de abril de 2022

En el judaísmo

Los ángeles (en hebreo: מלאך mal'ach "mensajero/trabajo") gozan de una larga tradición en la cultura judía. Se describen como seres sobrenaturales sin forma física ni conciencia, actuando solo cuando y cómo Yahveh les indique,​la falta de libre albedrío los posiciona por debajo de la humanidad.

Sin embargo, este concepto comienza a aplicarse por los rabinos del siglo II, probablemente para evitar que los judíos adoraran y veneraran ángeles. Los rabinos degradaron a los ángeles al nivel de la humanidad, enfatizando así la omnipotencia, la omnipresencia y la adoración a Yahveh.

Inicialmente los ángeles eran seres antropomórficos con capacidades similares a los humanos. Los ángeles se llenan de celos porque Yahveh siente afecto por los humanos que siguen la Torá (ley judía) en oración, resistiendo los instintos malignos, y por la Teshuvá.

El Libro de Enoc habla de unos ángeles rebeldes que actuaron por voluntad propia, y que luego fueron expulsados del cielo, llamados ángeles caídos. El Génesis relata cómo los Hijos de Dios que gustaron de mujeres, llamadas Hijas del Hombre, se multiplicaron entre ellos. Yahveh arrepentido de lo que había provocado envió el Diluvio universal.

El rabino del siglo II Shimon bar Yojai maldijo a todos los que habían explicado el término Hijo de Dios como ángel. Según él, los Hijos de Dios eran en realidad hijos de jueces o hijos de nobles. El mal ya no se atribuía a las fuerzas celestiales, sino a una "inclinación al mal" dentro de los humanos.









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