La historia prehispánica de la Argentina hace referencia a los desarrollos culturales locales del actual territorio de la República Argentina previos a la conquista y colonización por parte de España.
El primer registro poblacional del territorio actualmente controlado por la Argentina se remonta al 12.° o al 13.er milenio AP, de acuerdo a los hallazgos de Los Toldos y Piedra Museo.[5] Entre los pueblos originarios, los cazadores y recolectores habitaron la Patagonia, la Pampa y el Chaco. Los agricultores se instalaron en el noroeste, Cuyo, las Sierras de Córdoba y después en la mesopotamia. Tastil, en el noroeste, fue la ciudad precolombina más grande ubicada en el actual territorio argentino, con una población de 2000 habitantes.[6]
Los pueblos indígenas argentinos se dividieron en dos grandes grupos: los cazadores y recolectores, que habitaban la Patagonia, la Pampa y el Chaco; y los agricultores, instalados en el norte, Cuyo, las Sierras de Córdoba y, más tardíamente, en la Mesopotamia.
Los primeros rastros de vida humana en este territorio corresponden a pueblos de un nivel cultural paleolítico que tres mil años atrás incorporaron los primeros aportes culturales mesolíticos y neolíticos.[7] Hasta la época de la conquista y de la colonización europea, el territorio argentino ha estado ocupado por diversos pueblos originarios, con diferentes organizaciones sociales que se pueden dividir en tres grupos principales:[8][9]
- Cazadores y recolectores de alimentos básicos canoeros oceánicos, como los yagán o yámana y los haush en Tierra del Fuego y los canales fueguinos. Cazadores y recolectores, que habitaban la Patagonia, la Pampa y el Chaco
- Cazadores avanzados y recolectores de alimentos como los pámpidos, en el centro-este: hets en las praderas y estepas de la región pampeana y norpatagónica; y chonks en la Patagonia —invadidos desde el s. XVIII por los mapuches alfareros procedentes de la zona cordillerana de la Patagonia — y los qom y wichi en la región chaqueña.[10] También pertenecen a este grupo los pámpidos charrúas y minuanes, que habían incorporado la cerámica.
- Los agricultores con cerámica como los guaraníes y las culturas andinas y derivadas. A partir del segundo milenio, los avá (un pueblo amazónido conocido desde el siglo XVII por los españoles como «guaraníes») invadieron el NEA y el Litoral argentino; eran cultivadores de mandioca y avaty o maíz en forma de roza (tala y quema de florestas) y por ello semisedentarios.[8] Las culturas centradas en la agricultura y ganadería del norte eran puramente sedentarias, y habían desarrollado redes comerciales englobadas en el conjunto actualmente llamado «Quechua»; tras establecer un sistema cuasi-estatal en torno a señoríos locales, fueron sometidos por el imperio incaico hacia el año 1480. Influidos por estas culturas andinas, otros pueblos como los Diaguitas, Calchaquies y huarpes desarrollaron una agricultura y ganadería de menor desarrollo, adaptada a las condiciones de las regiones llanas y serranas del centro de la actual Argentina y de Cuyo
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