A continuación creó una isla o tierra en la que reposar, la cual denominó Egipto, y al nacer del agua decidió crear el Nilo para alimentarla. Con los elementos del gran océano Ra fue creando los distintos seres vivos.
Shu y Tefnut, en otro punto del Nun, tuvieron hijos, la deidad Geb de la Tierra, y Nut, del Cielo. Ambos hijos tuvieron relaciones y su padre Shu, celoso, decidió separarlos sosteniendo al primero bajo sus pies y la segunda sobre su cabeza. De la unión de ambos dioses nacerían las estrellas y el resto de deidades.
Acabada su creación el dios Ra mandó a uno de sus ojos a buscar a su prole, pero dicho ojo se encontraría a volver que al dios le había crecido otro nuevo. Desesperado, el ojo empezó a llorar, creando sus lágrimas a los primeros seres humanos. El dios Ra, viendo su dolor, se lo colocó en la frente: se había creado el Sol.
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