Un día, Matrioska se levantó muy triste. Serguei, que lo había notado, preguntó:
_ ¿qué te pasa, mi querida Matrioska?
- ¡que no es justo!
-¿ el que?
- Cada mañana me levanto y veo a la osa con sus oseznos, a la perra con sus perritos... incluso tú me tienes a mi. Yo querría tener una hijita.
- Pero entonces tendría que abrirte y sacar madera de ti, y eso sería doloroso.
- Ya sabes que en la vida las cosas importantes siempre suponen pequeños sacrificios.
Y así fue como el carpintero abrió a su pequeña muñeca y de ella extrajo madera de su interior, para crear una muñequita más pequeña pero exactamente igual a ella, a la que llamó Trioska.
Desde aquel día, todas las mañanas saludaba:
_ Buenos días Matrkioska
_ buenos días Trioska
Muy pronto ocurrió que Trioska también sintió la necesidad de ser madre. Así, el viejo Serguei volvió a repetir el proceso y de ella sacó otra muñeca exacta a ella pero más pequeña a la que llamó Oska.
Al cabo de un tiempo, también el instinto maternal se despertó en Oska, que rogó a Serguei que la hiciera madre. Al abrir a Oska, se dio cuenta de que solo quedaba un mínimo trozo de madera . Sólo una muñeca podría realizarse.
Entonces, el viejo carpintero tuvo una gran idea. Fabricó un diminuto muñeco y antes de terminarlo, le pintó unos grandes bigotes. Cuando hubo terminado, lo puso delante del espejo y le dijo:
_ mira Ka,... Tú tienes bigotes. Eres un hombre . Por tanto, no puedes tener un hijo o hija dentro de ti.
Después abrió a Oska. Puso a Ka dentro de Oska. Cerró a Oska, abrió a Trioska. Puso a Oska dentro de Trioska. Cerró a Trioska, abrió a Matrioska. Puso a Trioska dentro de Matrioska y cerró a Matrioska. Un día, Matrioska desapareció misteriosamente de la casa de Serguei.
Si alguna vez encontráis a Mastrioska, Trioska y Oska en su interior, al pequeño Ka, no dudéis en darles cariño.
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