El estudio ordenó cambios significativos a finales de la postproducción, que Weitz calificó más tarde de experiencia "terrible".
Aunque los efectos visuales de la película (que Weitz ha calificado como el "elemento más exitoso" de la misma) ganaron un Oscar y un BAFTA, la recepción de la película por parte de la crítica fue desigual y sus ingresos fueron inferiores a los previstos por el estudio, la película fue considerada uno de los mayores fracasos comerciales de los últimos años (pese a un moderado éxito internacional, en Estados Unidos, el mercado más importante para los estudios, recaudó sólo 70 millones) por lo que es difícil que sus secuelas vean la luz algún día en la gran pantalla.
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