La sociedad en democracia y el código de conducta fueron los pilares básicos de las organizaciones de piratas, cuyos principios fundamentales eran la igualdad de sus integrantes sin distinciones de razas, religiones y costumbres. De otra forma actuaban las agrupaciones de corsarios, las cuales respondían a la autoridad de un soberano, siendo la estructura de las mismas vertical como era el caso de las armadas regulares de las distintas naciones.
A diferencia de las tradicionales sociedades occidentales de la época, muchas tripulaciones de piratas caribeños de ascendencia europea operaban como democracias limitadas. Las comunidades Pirata fueron las primeras que instalaron un sistema de controles y contrapesos (checks and balances) similar al usado hoy día por los Estados Unidos y muchos otros países. El primer registro de dicha forma de gobierno de una organización pirata data del siglo XVII.
Tanto el capitán como el oficial de intendencia eran elegidos por la tripulación; ellos, por turnos, elegían a los otros oficiales de la embarcación. El capitán de barco pirata era a menudo un fiero luchador en el que los hombres podían depositar su confianza, más que una figura de autoridad tradicional. Sin embargo, cuando no estaban en batalla, el peso de la autoridad solía recaer en el oficial de intendencia. Muchos grupos de piratas compartían totalmente el botín; incluso los piratas heridos en batalla recibían una compensación monetaria como si de un seguro médico o de discapacidad se tratase.
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