miércoles, 3 de febrero de 2021

China, Corea y Japón

Referencias sobre las artes marciales de China las ubican en el 2100 a. C., aunque no se tiene certeza sobre su real antigüedad. La razón de las artes marciales ha sido el desarrollo de métodos de defensa y ataque en enfrentamientos de tipo físico, preponderando el uso del cuerpo, puños, manos, codos, rodillas, etc., con su máxima expresión en los conflictos bélicos. La asociación con métodos y filosofías religiosas en países como China, se originan a finales de la Dinastía Ming, debido a la aparición de las armas de fuego, lo que causó que las técnicas del uso de armas blancas, así como la pelea con armas, comenzaran a perder su importancia en el teatro de la guerra. Es durante el fin de la dinastía Ming y durante la dinastía Qin cuando las artes marciales chinas se comienzan a ver como métodos para mejorar la salud, se combinan con las prácticas calistenias taoístas (daoyin) así como la creencia de métodos para alcanzar la iluminación. Menciones del shoubo (técnicas de pelea), wuji (técnicas de guerra), ji ji (habilidad de pelea), ya son usadas antes de la construcción del monasterio shaolín y la supuesta visita de Bodhidharma a China. La primera mención de monjes budistas participando en la guerra proviene de los trece monjes que ayudaron a capturar al sobrino de Wang Shichong. Por esta razón Li Shimin (primer emperador de la dinastía Tang, 618 a 907 d. C.) recompensó al monasterio. No existe, sin embargo, ninguna referencia que mencione un estilo particular practicado por estos monjes. La participación de monjes budistas en actividades de guerra hace pensar que estos no eran monjes en el sentido estricto de la palabra. Las enseñanzas budistas consideran el matar a otro ser humano como la ofensa más seria y con el peor karma. La novela Shuǐhǔ Zhuàn (‘los bandidos del pantano, o el margen del agua’) menciona a un personaje llamado Lu Zhishen, también conocido como Lu el Sagaz o el Monje Loco, que fue un oficial en el ejército, pero debido a que asesinó a un hombre se vio obligado a ocultarse en el monasterio de la montaña Wutai. Sin embargo, este “monje” que bebía vino, comía carne y al que le gustaba pelear, fue enviado a otro monasterio debido a su mal comportamiento. Este tipo de “monjes” aparecen en otras obras literarias bajo en apodo de Ji Dian (el loco Ji); en el siglo XVII se menciona de muchos “monjes” quienes vivian en los alrededores del monasterio shaolín, violando las reglas y doctrinas budistas. Esto podría explicar la razón por la algunos “monjes” no tenían ningún reparo en tomar una vida o comportarse de una manera opuesta a la de un monje budista. Durante las campañas en contra del los piratas japoneses en la dinastía Ming, se hace la primera mención de un sistema de combate originado en el monasterio Shaolín. La historia de la evolución de las artes marciales del Japón es escasa, los registros más antiguos provienen de fuentes chinas. En la Historia de Wei (Weizhi) del año 297 a. C. se menciona a cientos de poblaciones que viven en paz en las islas japonesas. En la Historia de Han (Hou Hanshu), se lee acerca de un periodo de gran inestabilidad y guerra. La referencia más antigua acerca de la práctica de sumo, podría encontrarse en el año 23 a. C. pero la primera mención como arte marcial se registró recién en el 720 d. C. en el Nihon soki; sin embargo utiliza la palabra china jueli.



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